Leonor Teles, jovencísima, nació en Vila Franca de Xira, Portugal, en 1992 y se inició en el cine a través de una búsqueda documental sobre los lugares e imágenes de sus orígenes familiares en Balada de un batracio (2016). Una rana de cerámica y cierto humor le permitieron encontrarse y reflexionar sobre su identidad y el papel de la comunidad romaní en Portugal. Además, con ese cortometraje ganó, a los 24 años, el Oso de Oro al Mejor documental en el Festival Internacional de Cine de Berlín en 2016. Ya en 2013, con su primer cortometraje Rhoma Acan, fue premiada en el festival IndieLisboa.
Con el largometraje Terra Franca (2018) filmado entre la tierra y el mar, que en su cine no son necesariamente elementos separados sino partes de un mismo todo, plantea preguntas reconocibles desde la cotidianeidad de la vida de un pescador. ¿Qué sucede cuando se nos separa de una parte de nosotras, de nuestros recorridos y nuestra memoria? Sus respuestas nunca son obvias, ni siquiera aparecen en equilibro. ¿Sabemos dónde queremos estar? ¿Hacia quién vamos? ¿Quiénes seremos?
Teles, presente en su cine, cercana y sin pudor sobre su propia mirada, se introduce en la filmación sin vergüenza alguna, muy consciente de la imagen como un lenguaje en construcción destinado a la intimidad, el encuentro, el conocerse y el cuidarse. Para ella, la forma del cine está al servicio de la comunidad. A cada comunidad, por tanto, le corresponde un camino formal diferente.
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Oficina de Políticas de Igualdad Gijón